Cannoli
No hay vuelta atrás con el cannolo.
El Cannolo es sin duda el verdadero emperador de la repostería siciliana: un verdadero símbolo de la excelencia del arte de la repostería de la isla que ha sido incluido por el Ministerio de Políticas Agrícolas, Alimentarias y Forestales entre los PAT (Productos Agroalimentarios Tradicionales).
Este postre tiene raíces culturales ancestrales, cuyo nombre dialectal hace referencia a los juncos del río en los que se envolvía la pasta para crear la masa, y probablemente su preparación estuvo ligada a las celebraciones del Carnaval, cuyas raíces se remontan a la cultura culinaria árabe.
En resumen, el cannolo se prepara con una hoja muy fina de hojaldre que a su paso por el aceite de fritura caliente se convierte en una masa llena de crujientes burbujas.
El requesón de leche fresca de oveja, después de haber sido bien escurrida, debe trabajarse con azúcar y, en ocasiones, se añaden también chispas de chocolate, y el relleno dulce debe insertarse obligatoriamente en la oblea antes de su consumo. El cannolo se completa con la decoración: pistachos troceados o fruta confitada sobre requesón blando y, para rematar, una pizca de azúcar glas.
En el oeste de Sicilia encontrarás cannoli en todas las pastelerías, ¡incluso en Egadi es uno de los postres por excelencia! Pero se dice, y lo hemos comprobado, que en Dattilo, un pequeño pueblo de Paceco, entre colinas, trigales y viñedos, los cannoli han entrado en el mito de la bondad gastronómica.
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