Castelvetrano

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Si hubieras estado en el pasado en los espacios naturales alrededor de Castelvetrano, probablemente habrías encontrado exactamente el mismo paisaje que se puede observar actualmente, gracias a la naturaleza virgen que se crece alrededor de la Reserva del río Belice. Las dunas, la vegetación de las marismas, la maquia mediterránea son probablemente una buena imagen de cómo debió ser la costa siciliana hace muchos siglos. Sin embargo los méritos de este pueblo son también de otro tipo: entre los testimonios culturales más significativos se encuentra sin duda la Iglesia de San Domenico, que contiene dos excepcionales bóvedas de inspiración miguelina y rafaeliana, datadas a finales del siglo XVI y que algunos definen como la “Capilla Sixtina” del Sur.
Sin embargo, lo que ha atraído a millones de turistas a Castelvetrano seguramente haya sido la presencia de uno de los sitios arqueológicos más grandes e importantes del mundo, el Parque Arqueológico de Selinunte. Selinunte fue fundada en 628 a. C. por colonos griegos y experimentó muchos siglos de gran prosperidad, atestiguada por la majestuosidad de sus monumentos y templos.

Muchos artefactos importantes de la acrópolis se encuentran en Palermo, conservados en el museo de Salinas. Sin embargo, uno de los más prestigiosos se encuentra en el Museo Cívico de Castelvetrano. Se trata de la estatua de bronce de Efebo, encontrada en 1882.Unos kilómetros más adelante, otro yacimiento, que siempre forma parte del Parque, es el de las Canteras de Cusa, de donde se extrajeron los materiales para realizar las grandes obras de Selinunte. Un dato realmente llamativo es que las canteras se encuentran en el estado en que se encontraban en el 409 a. C., año de la destrucción de Selinunte por parte del ejército púnico. Dentro de las canteras hay incluso una columna ya tallada y lista para formar parte de algún templo que ya nunca se construirá.