En este extremo de Sicilia, el territorio está moldeado por mitos y leyendas y es posible rastrear sus orígenes multiculturales. Gracias a los recursos de los que dispone la isla que siempre la han convertido en un territorio único, el oeste de Sicilia habitada en la Edad de Bronce por los elímicos y, después, por fenicios, griegos, romanos, árabes, normandos y españoles que han determinado su fuerte impronta cultural. Con sus suaves pendientes colmas de viñedos, olivares y campos de trigo, sus deslumbrantes escenarios marítimos que caracterizan su paisaje en el que se enmarca un patrimonio histórico-arqueológico único, el oeste de Sicilia regala la posibilidad de realizar mil viajes en uno sólo.
Por lo tanto, es posible ir al templo y al teatro de una ciudad elímica muy importante, en el Parque Arqueológico de Segesta, y aterrizar en la Mozia fenicia para perderse en los pliegues de la túnica de mármol blanco del llamado Giovinetto y desde allí ascender al monte Erice, hacia el castillo, que fue un antiguo y muy importante santuario elimo. Desde aquí, dirigirse a Salemi, donde se encuentra su castillo árabe-normando y luego ir hacia el sur hasta Mazara del Vallo, para perderse por las encantadoras calles de su Medina.