Si eres un apasionado de los acontecimientos de la familia Florio después de haber leído el libro de Stefania Auci, Los leones de Sicilia, debes saber que en esta zona de Sicilia es posible seguir la pista de sus negocios comerciales, inspirados en los de los comerciantes ingleses.
La industria del atún y la fama del vino Marsala han contribuido a acrecentar el mito de esta familia que ha dejado una huella imborrable de su presencia en esta zona, especialmente en Favignana, como lo atestigua el Antiguo Establecimiento de la planta procesadora de atún o la arquitectura liberty del Palazzo Florio, que acoge a los que llegan a la isla. Todos ellos merecen una visita, llena de curiosidad y, sobre todo, lenta.
Otras dos residencias en estas latitudes hablan de esta ilustre familia: las Casas Florio, en la isla de Marettimo, se trata de un edificio cerca de los viñedos en la que la familia Florio se alojaba durante la época de la vendimia y en Trapani, Villa Aula, una elegante residencia, utilizada durante su estancia en esta parte de la isla.
De regreso a la isla, hay un lugar especial en el que se encuentra el origen del vínculo de esta familia de valientes emprendedores con este territorio: el antiguo establecimiento enológico de producción de Marsala. Este establecimiento fue representado por Antonino Leto, entre 1865 y 1870, como si estuviera inmóvil en el tiempo, como un gigante dormido. Este cuadro fue un encargo que realizó Ignazio padre, cuyo legado continuó con la Bodega Florio.
Son muchos los rastros de su paso y su descubrimiento nos remonta con un salto a un glorioso pasado siciliano.