En esta ciudad suspendida entre mito y leyenda, el centro histórico no es solo una península monumental formada por iglesias, conventos y palacios nobles, sino que también contiene tradiciones ancestrales ligadas a la mano hábil del hombre, como la pesca del coral rojo mediterráneo.
Trapani fue la capital por excelencia de la elaboración de este precioso material. Fueron los judíos del Magreb quienes lo iniciaron en el siglo XV con sus conocimientos ancestrales, un arte que se convirtió en una tradición local con 25 tiendas y una calle de oficios y gremios dedicada a él, la de los “Corallari”.
Para admirar este arte en su mayor esplendor, es necesario visitar el Museo Regional Interdisciplinare “Agostino Pepoli” y perderse entre suntuosos artefactos para uso litúrgico y doméstico, con el objetivo de comprender sus raíces religiosas y culturales en la Iglesia de San Liberale.
Aún hoy, en las calles del centro se pueden visitar algunas tiendas artesanales y joyerías que aún guardan este conocimiento ancestral.